La Cueva del Bue Marino

La Cueva del Bue Marino es una de las principales atracciones turísticas para todos los que eligen visitar el Golfo de Orosei y conocer un poco más la historia y la naturaleza de esta sugerente parte de Cerdeña. Actualmente forma parte del segundo sistema cárstico más largo de Italia, con un sistema de galerías subterráneas ininterrumpidas de 72 km, que se desarrolla desde el Supramonte de Urzulei hasta las aguas cristalinas de Cala Gonone, Dorgali. La cueva debe su nombre al mamífero que la frecuentaba y habitaba hasta los años 80, es decir, la foca monje, llamada "bue marino" por los habitantes de la zona.

 

La Cueva del Bue Marino es un complejo cárstico independiente, objeto de estudio continuo no solo desde el punto de vista espeleológico, sino también geológico y biológico. De hecho, se articula en tres ramificaciones distintas de varios kilómetros cada una: el Ramal Norte, que se extiende por más de 10 km; el Ramal del Medio, que consiste en una galería sumergida de aproximadamente 5 km; y el Ramal Sur, actualmente el único abierto al público, que se extiende por 8 km y que representa la conexión física con el sistema cárstico Codula Ilune. Este último es el que de hecho se conecta a otras cuatro entradas/cuevas principales -Su Palu, Monte Longos, Su Molente, Bue Marino- y constituye la cavidad subterránea más larga de Cerdeña. Una de las características exclusivas del Ramal Sur del Bue Marino es el encuentro entre el mar y el río, que ocurre aproximadamente a un kilómetro de profundidad desde la entrada de la cueva, generando paisajes con colores únicos.

 

Todo el sistema cárstico está ubicado dentro de un macizo calcáreo del período Jurásico, mientras que la datación de la Cueva del Bue Marino se sitúa entorno a los 4-6 millones de años. La cavidad parece haber sido excavada por un poderoso río subterráneo, el Río Ilune, que, hinchado por sus afluentes, lograba -y en algunos períodos aún logra- inundar completamente la galería. De hecho, gracias a la poderosa acción erosiva del agua dulce sobre el calcáreo, durante milenios el río ha podido crear una cavidad tan amplia y linear dentro de la montaña, y luego encontrar su salida definitiva hacia el mar.

 

Las numerosas y majestuosas formaciones minerales que se encuentran a lo largo del recorrido dentro de la cueva se han creado gracias al agua de infiltración, principalmente pluvial, cuando el río oscilaba de nivel dentro de la galería, tanto antes como después de encontrar la salida hacia el mar. Esto significa que aún hoy la cueva está activa y todavía es posible encontrar numerosas estalactitas con gotas colgantes, amplias coladas húmedas, pequeñas piscinas llenas de agua pura y cristalina, y también se pueden observar en el agua los círculos concéntricos creados por el goteo del agua de lluvia.

 

La Cueva del Bue Marino representa un importante patrimonio no solo desde el punto de vista geo-naturalístico y biológico, sino también desde el arqueológico y antropológico; de hecho, en la pared exterior de la cueva se han encontrado petroglifos que datan del período histórico Neolítico-Eneolítico. Estos grabados rupestres representan probablemente una escena relacionada con el culto, ya que se encuentran varias figuras antropomorfas en posición de oración colocadas alrededor de dos discos, que podrían representar símbolos solares. Los petroglifos son evidencias fundamentales que una vez más confirman la vitalidad cultural y el profundo conocimiento del territorio por parte del hombre antiguo.

 

La cueva es accesible por mar desde el puerto de Cala Gonone; en su interior, la temperatura permanece constante, entre 16° y 18° C. Acompañado por las aguas esmeraldas del mar y luego por las tranquilas aguas del río, el visitante será guiado, durante el primer kilómetro del Ramal Sur, a través de la Sala de los Candelabros, llamada así por las concreciones que crecen del techo; la Sala de los Espejos, con sus espectaculares reflejos; la Sala del Órgano y, finalmente, la Sala de la Foca, donde en los primeros años ’80 se documentó la presencia de las últimas crías de foca monje del Mediterraneo.